Se
preguntarán por qué este blog inicia hablando sobre los dulces y esponjosos “algodones
de azúcar”; pues les sorprenderá lo interesante que pueden resultar, ya que va
más allá de ser sólo un manjar de feria ya que hay una química importante y
atrayente en su composición.
De
hecho, algunos investigadores utilizan máquinas de algodón de azúcar para
ayudar al desarrollo de nuevos tejidos en el laboratorio, pero antes de entrar
en detalle, veamos ¿Cómo se hace?
El
punto de partida del algodón de azúcar es azúcar sólido, el cual se vierte en
una pequeña tolva con un calentador eléctrico.
Rodeando
la entrada de la tolva hay un aro con minúsculos agujeros, y alrededor de este
hay un gran recipiente de metal que se asemeja a una sartén de gran tamaño.
A
medida que el calor derrite el azúcar y lo hace líquido, un motor pone en
marcha todo el sistema de hilado.
El
azúcar líquido es arrojado por la fuerza del giro a través de los diminutos
agujeros hacia el otro lado, como un manojo de trapos casi invisible.
Mientras
la masa de azúcar comienza a derretirse, separándose en piezas muy pequeñas,
deja un área de superficie mucho mayor que antes –gran parte de la misma
expuesta al aire frío– y pasa de líquido a sólido en un instante.
La
telaraña de azúcar resultante se colecta del interior de la enorme sartén y se
puede utilizar un cono de papel para levantarlo y crear esa forma que nos
resulta tan familiar.
Las
máquinas de algodón de azúcar hacen de este proceso algo relativamente
sencillo, pero hace un tiempo existían personas que lo confeccionaban
manualmente. La primera máquina para hacer algodón de azúcar fue patentada en
1987.
Luego
de eso, se hicieron mejoras a la máquina, que aparentemente tenía un problema
con la vibración, pero el artefacto original sigue siendo similar al que se
utiliza hoy día.
Este
método para fabricar un compuesto sólido de un material líquido tiene potenciales
aplicaciones médicas.
Científicos
de la Universidad de Vanderbilt (en Nashville), están utilizando máquinas de
algodón de azúcar para desarrollar células, como parte de un programa para
crear tejidos artificiales.
Un
problema con los geles actualmente empleados por los científicos que trabajan
en este campo, es que estos no siempre son lo suficientemente porosos, por lo
que las células no pueden poblarlos.
Pero
el equipo de Vanderbilt utiliza su máquina para hacer girar una nube de
polímeros incrustados en un gel y después hace que estos se disuelvan, dejando
atrás una intrincada red de vasos.
El
90% de las células que se crearon en esta estructura siguen vivas una semana
más tarde, comparado con una tasa de sobrevivencia de entre el 60% y el 70%
para los geles sin vasos.
Así
que mientras saboreas tu maravillosa nube de algodón de azúcar, que se derritió
y se hizo sólida de nuevo en un abrir y cerrar de ojos, ¿te habrías imaginado que con ese mismo proceso se podrían fabricar
nuevos tejidos?
Actividades:
1. Elabora un
pequeño glosario de las palabras que no te resultan familiares y su respectivo
significado.
2.
Investiga y
redacta ¿Qué es un polímero y su importancia en la industria de los alimentos?
3.
Elabora una
lista de 10 Polímeros Naturales y 10 Polímeros Sintéticos
4.
Investiga
sobre el proceso de elaboración industrial de tu golosina favorita y redacta
brevemente tus hallazgos.
5.
No olvides
citar la bibliografía que consultes.
Entregar
la próxima clase en su respectivo portafolio.